Un futuro mejor y más equitativo

Mirada desde mi hotel en los farellones al atardecer

La semana pasada pude viajar al parque de farellones ubicado en la comuna Lo Barnechea de la Región Metropolitana de Santiago. En este parque hay varias actividades de invierno para que el público se entretenga. Yo quería aprovechar del frío y la nieve para poder esquiar ya que no se puede esquiar en los EE. UU. hasta el mes de diciembre por lo menos. Muy rápidamente me di cuenta al llegar a Santiago que los barrios más orientales son los barrios con mejores recursos económicos y uno diría que “la gente rica” vive en esos barrios. Yo menciono esta distinción entre los barrios de Santiago porque cuando yo le comenté a mi familiar que yo quería ir al parque de farellones un fin de semana para esquiar, ella respondió, “ Solo los que tienen plata suben a la montaña.”  Es decir, que poder disfrutar un fin de semana en la nieve no es un hecho común para los chilenos. Muy pronto me di cuenta por qué. Llegar a la cima de la montaña fue un tremendo viaje. Tuve que alquilar un auto y pagar el combustible para un viaje de hora y media de donde yo vivía en el barrio de Estación Central. El camino es muy angosto y empinado, por lo tanto, hay que saber manejar. Tuvimos que pagar por un hotel, la entrada del parque, y la comida que es mucho más cara que en otros lugares por la dificultad de encontrar comida. Al fin y al cabo, en un fin de semana gasté mucho más dinero de lo que un chileno gana como su sueldo básico en el mes. No digo esto para quejarme de los precios porque yo tengo los recursos para poder pagarlo y como extranjero debo aportar algo a la economía.  Sin embargo, lo que me da pena es que el chileno común no tiene acceso a la maravilla que son las montañas de su país. Cuando yo estuve en la montaña, la mayoría de las personas con las cuales me topé eran turistas de otros países: argentinos, norteamericanos, europeos, etc.

Yo reconozco que quizá yo soy parte del problema. Es decir, el problema de turistas que fomentan una industria excluyente a la vez que crea una dependencia en el influyo de dinero del turismo. Yo no pienso que este acontecimiento sea un plan malvado creado por la élite, sino que es un producto natural de la globalización. Una consecuencia del libre flujo de personas en un mundo globalizado es que las personas viajan a los lugares donde su dinero vale más. De una manera, esto puede ser algo muy bueno dado que países con pocos recursos económicos pueden mejorar el estándar de vida para sus ciudadanos. El problema que resulta es que se crea una dependencia de la industria turística y se desincentiva la innovación y las industrias nacionales.  Por ejemplo, cuando yo estudié en Cuba yo pude hablar con varios trabajadores en la industria del turismo: taxistas, dueños de restaurantes y otros negocios, etc. Ellos me comentaban que ellos podían ganar más dinero en una semana que lo que ganaba un doctor o un ingeniero en un mes. Cuba, como muchos países durante la pandemia de Covid, sufrió porque dependía demasiado del turismo y cuando los turistas dejaron de entrar muchas personas se quedaron sin alguna fuente de ingreso.

Chile, no se encuentra en la misma situación en la que se encuentra Cuba. Chile es un país bastante desarrollado con muchos recursos económicos y una política favorable al libre comercio. Pero cada día, la brecha entre los ricos y los pobres se va agrandando. Cado día la frontera entre el que puede viajar al parque de farellones y el que no puede se hace más intenso. Por lo tanto, no es una sorpresa que hubo un estallido social y la redacción de una nueva constitución. Le gente no quiere deshacer con el capitalismo, el turismo, o el libre mercado, sino que quiere la oportunidad de participar en estos sistemas y que el gobierno asegure estas oportunidades para ellos.

No sé exactamente por qué decidí abarcar estos temas en mi último blog, pero mi viaje al parque de farellones me hizo reflexionar sobre la brecha y desigualdad social que existe no solo en Chile, pero en todo Latinoamérica. La sociedad chilena pudo aprovechar de un momento crítico para intentar refundar los valores de la sociedad. Ojalá que la Nueva Constitución sea aprobada y que tenga los efectos deseados. Ojalá que otros países pueden seguir el ejemplo de Chile. Y ojalá que todos puedan disfrutar del parque de farellones algún día.

En la base de la montaña antes de esquiar
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